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Latinoamerica y el Open Access

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Muchas personas opinan que la ciencia no debe exigir cánones tan rígidos, especialmente a los investigadores jóvenes. Sin embargo, desde la manzana de Newton, hasta el CERN su Bosón de Higgs, nadie puede negar que tanto en la ciencia, como en todos los aspectos de la vida, un golpe de mera casualidad puede transformar el mundo.

Así lo expresó, en 2005, el secretario general de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación (OEI), quien aseguró que “tanto en el ámbito económico como en la política pública, el conocimiento científico es fuente crucial de valor añadido en la producción de bienes y servicios”; dado que, “existe una brecha que divide a las economías según su capacidad para la generación, asimilación y difusión del conocimiento.”

En ese sentido, la generación y difusión de conocimientos científicos de calidad se convierte en un desafío fundamental para que los países subdesarrollados superen su condición. Pero la realidad dista mucho de ello.

El aporte de los países subdesarrollados al conocimiento universal es muy pobre, debido a las débiles infraestructuras institucionales para generar conocimiento; ausencia de masa crítica de científicos, al no encontrar espacios propicios para producir conocimiento; aislamiento de la comunidad de investigadores, entre otras circunstancias.

En estos países no se protege al sector de la ciencia y la tecnología de las inferencias económicas y sociopolíticas. Todo lo contrario. Como explica, Bareto, “la ciencia de estos países debe competir por el mismo financiamiento público que otras prioridades sociales más inmediatas”. Aunado a ello, el sector privado invierte poco o nada en la investigación para la ciencia; dejando muy reducida la capacidad de producir conocimientos científicos y, consecuentemente, generando una baja producción de resultados en áreas como la salud y la pedagogía, lo que conduce a un bajo desarrollo en general.

Otro de los grandes obstáculos, se debe a las mismas casas editoriales en las que se publican los hallazgos científicos más importantes; ya que gran parte de estas (si no es que todas) exigen el pago de suscripciones, membresías u otro acuerdo económico con instituciones para acceder a su contenido. Aunque no son las únicas revistas exsistentes -algunos países pueden publicar en revistas locales-, las disparidades son abismales: según una investigación realizada por King en 2004, solo ocho países (entre ellos Estados Unidos, Reino Unido, Alemania y Japón) producen el 85% de la literatura más citada en el mundo, mientras que 163 países subdesarrollados únicamente aportan el 2.5%; por lo que muchas veces el investigador prefiere que sus hallazgos sean publicados en una editorial mundialmente famosa y no en revistas locales, donde a lo mejor el conocimiento no llegue a tanta gente.

Koichiro Matsura planteó en una declaratoria de la UNESCO de 2005 que “la ciencia propicia avances tecnológicos y beneficios económicos que brindan una oportunidad única para satisfacer las necesidades humanas elementales, reducir la pobreza, proteger el medio ambiente y mejorar la calidad de vida”; pero con todas las adversidades que atraviesan los países tercermundistas, ¿cómo se genera conocimeinto para superar el subdesarrollo?

El Movimiento Open Acces para la difusión de la ciencia se posiciona como una alternativa a esta problemática. La iniciativa busca mejorar el acceso a la información científico-técnica y la visibilizar la producción científica en estos países, razón por la cual, cobra cada vez mayor relevancia en la región.

El Movimiento Open Acces se creó en una reunión en del Open Society, en 2001, con el objetivo de romper el monopolio de las editoriales e incrementar el reconocimiento de la producción científica de los países mas pobres.

Entre sus propuestas destacan la promoción del acceso abierto a la literatura científica; el aumento de la disponibilidad gratuita en internet, sin barreras financieras, legales o técnicas; el control de los autores sobre la integridad de su trabajo y el derecho a citado y conocido apropiadamente.

Con esta iniciativa se evitaría la duplicación de esfuerzos -y la inversión de tiempo y dinero que esto implica- en temas poco difundidos, así como la defragmentación de la literatura científica al permitir una búsqueda mas exhaustiva. Además se incrementaría la contabilidad pública de la ciencia y se daría mayor visibilidad a la producción científica.

Fuente: “La comunicación de la ciencia en los países en vías de desarrollo y el Movimiento Open Access” Nancy Sánchez Tarragó.


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